miércoles, 25 de julio de 2012

DESGRANANADO - ROMPIENDO LÍMITES


Desgranando, saboreando una almendra por la carretera de La Horcajada. Así he entrado en contacto con ese mundo interior de paz, al que sólo accedo en ocasiones especiales.
Hay que decir que la previa eran unos 20km, subiendo y bajando, recordando momentos pasados en los pueblos de "mi" zona.
Me gusta el verano seco, el de Ávila, el de casa, por eso vuelvo... me siento segura. Vuelvo al olor a heno y a la brisa seca que abofetea la cara dejándola cálida, como pocas veces el viento hace en esta zona.

Salí temprano, a las 7, a rodar y de regalo... me encontré con sensaciones perdidas, con momentos a los que pensaba que había perdido el acceso, a mi niñez, a otra Bea que ya...no es.

Descubrí rodando que una almendra de las fiestas de Santiago, tiene al menos 4 sabores:
1 El primero, el dulzón, el del azúcar tostada que la rodea, de textura áspera pero de sabor agradable. No es mi preferido, pero la glucosa...va bien para pedalar.
2 La piel. Aspera y sin rugosidad, es algo así como una lija fina que peina en sentido contrario las papilas. Es similar a la textura de un plátano verde. Como madera...diría yo. Si la dejas un rato en "remojo" termina por desprenderse quedando el siguiente. Ahora entiendo porque las cuecen para "desnudarlas".
3. La almendra en sí, la pelada. Suave y tersa, fuerte y resbaladiza,  sin sabor hasta la mordida, está sin tostar. Me gusta esta sensación, me agrada su tacto. Se escurre, me entretiene deslizándose hacia los lados.
4. Tras incar el diente, quedan trozos.Ahora sí, es el sabor habitual, el que todo el mundo conoce, pero que no sabría definir.
Entre sabores, el crono marca ya los 60km, he subido Umbrías y me veo bajando hacia La Nava. ¿Dónde he estado? Total abstracción, meditación plena. En contacto con una almendra. :)

Reflexiono, tras la toma de conciencia, me doy cuenta de lo "rápido" que suelo comer para ser consciente de la esencia de cada alimento.
Agradezco la oportunidad y añado, que en la soledad de la carretera un alimento te puede "salvar" de un mal rato... y creo que... hasta ahora, tampoco había apreciado el valor que tienen, ni les he mostrado el respeto que merecen.
Vueltas al pensamiento, mientras vuelvo a casa, me prometo ser más consciente.
Además, por fin entiendo las buenas costumbres de antaño en que agradecían tener sobre la mesa cada día algo que llenase el plano.

ROMPIENDO
Límites mentales, esos que nos ponemos nosotros. Esos que nadie te impide excepto tú. A Ávila sí, a Ávila en bici...no es tanto. En muchas (puedo decir ya) me he visto en muchas otras bastante peores. Más kilómetros, peores condiciones, frío y lluvia como en Córdoba, calor como en Lliber, miedo como en La Nucía, agotamiento como en Dénia... Entonces ¿por qué no? ¿Es que a Ávila sólo se puede ir en coche y al médico?.

Camino real, las pasarelas, La Carrera, camino de las aguas, Barco, Orbezo, Navatejares... antes en bici, ahora corriendo. ¿Y por qué no? pues porque tampoco soy la misma  que lo hacía de la otra manera. Adelante entonces.

Cuenta Bucay que los elefantes del circo, a pesar de su fuerza, nunca rompen la cuerda que les ata a una pequeña estaca. Cuando eran elefantitos, tiraron y tiraron hasta claudicar por no poder desligarse del cordel. Nunca más lo volvieron a intentar, jamás volvieron a poner a prueba su fuerza. Así somos, vivimos atados a cientos de estacas, simplemente porque una vez hace tiempo, cuando eramos niños, lo intentamos y no lo conseguimos.

Me propongo otro, otros dos...diría yo (daré detalles cuando pase el trago) de momento en la mente ya...provoca susto.  Os cuento. Eso espero...  :)